Todos tenemos una anécdota relacionada con el Vive Latino: que si una peda legendaria, un enamoramiento fugaz, lágrimas de emoción por escuchar una banda, impactarse al conocer a un artista poco conocido que después se convirtió ultra famoso; los famosos tapetazos para volar en el aire, las formas más clandestinas de meter chupe, juntar todos los vasos especiales para apilarlos en casa, en fin, miles y miles existen y se escribirán, por eso me entusiasma mucho celebrar los 25 años de este festival.

Si hablamos en años humanos, los 25 son una buena edad, o bueno, quitémosle si buena o mala, pero pasas de la adolescencia y comienzas a sentir el rigor de la adultez. Seguro a los 25 ya te quebraron por primera vez el corazón, también puede ser que hayas cambiado de rumbo de vida, una buena borrachera seguro ya tendrás en tu historial, alguno que otro viaje. Es bueno el primer cuarto de siglo.
Y pues el Vive Latino lo sabe y tendrá un cartel para celebrarlo. Con Caifanes a la cabeza el sábado y Zoé llevando la bandera el domingo. Además ya me imagino lo emocionante que será el homenaje a Pau Donés con Jarabe de Palo.

El Gran Silencio, Scorpions, Molotov, Little Jesus, Siddhartha y Dillom para el sábado, buen arranque,
El domingo está bueno para ver a Keane, Mon Laferte, Rüfus, Aterciopelados, Víctimas del Dr. Cerebro y La Lupita.

Pero además de la música, lo que ha nutrido al Vive en los últimos años son las experiencias alrededor, como los talleres, conferencias, la lucha libre y el stand up, que ahora podría vivir una histórica participación del público con el roast de Richie O’Farril.
El Vive forma parte de nuestras vidas, de la CDMX, de nuestros amigos y ligues; estos 25 años son de todos, para celebrarnos, festejar y pasarla bien. Seguro así será.

