La artista chihuahuense Flvckka acaba de lanzar Porque Quise Deluxe, un EP que marca el paso más ambicioso de su carrera. Se trata de la versión definitiva de su mixtape más aclamada, pero con un giro extra: nuevos tracks, colaboraciones inesperadas y un sonido que confirma por qué su nombre empieza a sonar fuerte en la escena urbana mexicana.
Porque Quise Deluxe no es solo una reedición. Flvckka lo plantea como un statement artístico: mezcla trap, reggaetón, hyperpop y hasta vibras de corrido urbano con una estética que ella misma describe como “neobuchonismo” y “belikiada fresa”. Es música que mira de frente a la calle, pero con un toque juguetón y experimental.

Acá en Teiki DC ya le echamos el oído a este material y pfff sí te deja bien prendido, con ganas de sacar la troca (si tuviéramos) y echar pisto (eso sí se puede armar). Los ritmos son variados, la verdad es que en un mundo de etiquetas musicales, Flvckka navega entre lo ecléctico, diverso y hasta sui generis.
De nuestras rolas favoritas están ‘Hotel Room’, ‘Sex in the City’, obvio ‘No Type’ y los siete minutotes de ‘So What We Get Drunk’, una pinche oda al desmadre.
Detrás del proyecto está Sofía Morán, originaria de Chihuahua y ahora instalada en Ciudad de México. Flvckka se mueve entre el trap, el drill, el malianteo y el hyperpop, con letras que miran a lo cotidiano, lo crudo y lo que normalmente se esconde en los márgenes. Su propuesta no busca encajar en moldes: lo suyo es probar, fusionar y crear un sonido propio que se siente fresco y callejero a la vez.
Medios nacionales ya la ubican como una de las voces más singulares de la nueva ola urbana en México. Su estilo es belicón pero con un toque experimental, lo que la convierte en un punto medio entre la rudeza de la calle y la frescura pop. Con Porque Quise Deluxe, Flvckka demuestra que no es promesa, sino presente: una artista con discurso propio y música que late fuerte en el underground y que empieza a empujar hacia la superficie.

Parte de su atractivo es que Flvckka no le tiene miedo a incomodar. Sus letras son directas, sin filtro, con la crudeza de quien creció observando realidades duras y decidió convertirlas en himnos bailables. Esa mezcla entre vulnerabilidad y poderío la hace conectar con una generación que busca autenticidad antes que fórmulas prefabricadas.
